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El PSG acaba con los fuegos artificiales de un Arsenal sin gol (2-1)

Iniciado por melli77, May 08, 2025, 12:19:14

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melli77

El PSG será el rival del Inter de Milán en la final de la Champions League. Los parisinos sufrieron lo indecible con un Arsenal que los encerró, los maniató, los sometió en la primera mitad, pero que careció de pólvora para batir a un inmenso Donnarumma. Y eso no lo perdonaron los de Luis Enrique. Fabián adelantó a los locales, Vitinha falló un penalti en la segunda parte, pero Hakimi lo arregló con un segundo tanto. Y aunque Saka recortó distancias, fue insuficiente para evitar que el París Saint Germain se ganara por su contundencia el pase a la finalísima de Múnich. 

En el Parque de los Príncipes, el Arsenal quiso ser el rey desde el principio. Herido en su orgullo por la derrota en Londres, impuso un ritmo infernal, una presión asfixiante, unas ideas clarísimas y unas ocasiones aún mejores. Todo para empatar cuanto antes la eliminatoria y hacer temblar los cimientos de París. Un plan creado por Arteta que habría sido un éxito rotundo si enfrente no hubiera estado un bastión que cerró su puerta y se tragó la llave. Donnarumma, otra vez él, firmó dos paradones a Martinelli y a Odegaard que en cualquier otro caso habrían acabado en gol sí o sí. Ya antes habían amenazado los Gunners con un testarazo de Rice que no apuntó bien. 

Pero así transcurría la primera mitad, con un monólogo aplastante de los visitantes ante un PSG incapaz de escapar de su área, de dar cinco pases seguidos sin perder el balón... hasta que la primera vez que le llegó a Kvaratskhelia en campo contrario, amenazó de muerte a Raya con un disparo que hizo astillas la madera. Enseguida volvió a la carga el Arsenal, pero con fuegos artificiales, bonitos de ver, pero apenas dañinos. Así que cuando los franceses volvieron a aproximarse al área enemiga, dejaron claro que a estas alturas hay que jugar con fuego real. Y ahí apareció Fabián para controlar con el pecho y soltar un voleón de zurda que pasó como un misil para besar las mallas con violencia. 1-0. Efectividad frente a artificio. 

Instantes después, entre Rice y Raya tuvieron que evitar que Barcola cantase el segundo en una contra de dos para dos. Habría sido el golpe definitivo. De ese, a pesar de los centros envenenados de Saka desde la derecha, ya no se recuperó el Arsenal, en el que Mikel Merino fue más falso 9 que nunca. 
Traicionando el estilo

La puesta en escena del PSG tras la reanudación nada tuvo que ver con la del inicio del duelo. Con mayor intensidad en los balones divididos, aparecieron dispuestos a no dejar con vida al contrincante. Los Gunners se quedaron sin su munición preferida. No podían pensar con el balón en los pies, el juego asociativo. Como su capitán, Odegaard, estaban todos desaparecidos en combate, así que abusaron, especialmente Raya, de los desplazamientos en largo. O lo que es casi igual, a regalar balones. Sólo cuando la pelota le llegaba a Saka se veían cositas. El extremo estuvo a punto de marcar, pero Donnarumma voló literalmente para despejar el balón.

Conforme pasaban los minutos, la ansiedad de los londinenses se hacía más evidente, de la misma manera que perdían el orden y dejaban más espacios atrás. Una invitación para que los galos salieran a la contra. Una de muchas la finalizó Hakimi con un disparo que tocó en la mano de Lewis-Skelly. Penalti de VAR que lanzó Vitinha horriblemente mal. Por suerte para él, hubo más contragolpes, y en otro que de nuevo le llegó a Hakimi, éste colocó el 2-0 pegado a la frontal. 

Saka no se rinde
Parecía ya sentenciado, con tres tantos de ventaja, el pase a la final de la Champions. Pero lo vieron tan en la mano que los de Luis Enrique, muy a pesar del asturiano, se relajaron en exceso. También Marquinhos, el capitán, que se dejó ganar la posición por un Saka que remató al primer palo para, con un poco de fortuna, recortar distancias. El propio Saka tuvo instantes después el empate a puerta vacía. Imperdonable. El partido hubiera cambiado una barbaridad. Pero no lo hizo. Y el PSG aprendió de sus errores para meterse de nuevo en su papel y aguantar la ventaja para, en la temporada postMbappé, poder conquistar su primera Orejona.

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